Momentos para recordar.

Momentos para recordar.
Podemos volar.

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miércoles, 15 de agosto de 2012

~Capitulo 24-.


~Capitulo 24-.
28 de  agosto del  2011
Caminé por aquella calle desierta, tan solo se oían mis zapatos dando en el suelo y las botellas en mi mochila. Miré las casas y no la encontraba. Seguí caminando hasta que di con un bloque de pisos destartalados y desconchados. Pasé de largo y miré la siguiente casa. 25. Me la había pasado, volví a mirar atrás y era esa, 23. Miré los timbres y apreté el 9º. No contestaba, volví a llamar. Esta vez la voz de una señora mayor salió por el telefonillo:
-¿Sí?
-¿Está Josué?
-Sí. Ahora le digo que venga.
Se oyó como gritaba su nombre y alguien respondía. Se acercó al telefonillo para saber que pasaba:
-¿Qué?
-¿Bajas y nos vamos al botellón?
-Voy espérate.           
Me acerqué hasta un banco, me quité la mochila para apoyarla allí, pesaba. Me senté y esperé. Esperé y volví a esperar ¿Dónde estaba? Me levanté y me acerqué a los telefonillos. Llamé. A los pocos segundos contestó:
-¿Qué coño quieres pesada?
-¿Quieres bajar ya? Vamos a llegar tarde, y baja esos humos.
-Que ya voy, ostia.
Imbécil.
Volví a quedarme esperando y enseguida bajó, me levanté y me acerqué corriendo a darle un beso, me apartó con la mano y puso cara de asco. ¿Pero de que iba? Uf…  caminé a su lado todo el camino en silencio. El tampoco hacía esfuerzo por entablar conversación. Cogí el móvil y puse una canción‘’The way we see the world’’ de Afrojack, Dimitri Vegas, Like Mike y Nervo. Llegamos a un caminito de tierra en medio del campo, me cogió la mano y me arrastró casi literalmente. Me apretaba las muñecas con toda su fuerza, me dolían. Grité que parara. Se giró, me miró con cara de asco y siguió caminando conmigo arrastras. Al cabo de muchas quejas, paró, abrí los ojos, y allí estaban todos. Me soltó y se fue hacia sus amigos, ellos le pasaron un cigarro y empezó a fumar. Lo miré un rato y cabizbaja caminé hacia donde estaban las chicas, sonreí y me trague todo. Me senté en un árbol cortado y saqué de la mochila una botella de Vodka negro. Cogí un vaso que me dejaron y lo mezclé junto con Fanta de limón. De un trago me lo bebí todo. Miré a las chicas y me uní a la conversación. Una o dos horas más tarde no quedaban botellas llenas y decidimos irnos a una fiesta que hacían. Josué se colocó a mi lado y me miró. Giré la cabeza y dejé de sonreir. Miré al suelo y continuaba caminando. Se colocó delante y puso sus manos en mi culo, me levantó la barbilla y me sonrió. Le sonreí levemente:
-Lo siento nena.
-Da igual… son cosas que pueden pasar a todos cariño.
-No, yo me he pasado, pero quería venir y fumar, estado de broncas con mis padres y lo necesitaba. Perdoname.
-Está bien…
Me volvió a sonreír y  poco a poco se acercó a mis labios, me besó, me apretó más a el y despegó sus labios de los mios. Los acercó a mi oreja:
-Te quiero nena. Quisiera que mi primera vez fuera contigo.
¿Había oído bien? ¿Quería perderla conmigo? Que mono. Le miré a los ojos:
-Yo también.
Ambos estábamos felices. Le cogí la mano y caminamos en silencio, pero no un silencio incomodo, al contrario. Alcanzamos a todos y llegamos a un chalet grande. Se oía música alta, mucho. La puerta estaba abierta y entramos, toda la gente bailaba pegada a otra, más bien, perreaban. Nos adentramos más en la pista y empecé a bailar con Josué. Al rato me cansé y decidí ir a por algo de beber. Me encontraba un poco mareada. Ya me había subido. Cuando llegué me encontré a Josué bailando con una chica demasiado desesperada. Llegué y la aparté, la miré, y le sonreí con cara de asco. Acto seguido empecé a bailarle a Josué. Disfrutaba. Ella se fue y me cogió de la mano, subimos las escaleras, hacia las habitaciones. Nos metimos en una enorme. Cerró la puerta y empezamos a besarnos, poco a poco bajaba más las manos. Paré:
-¿Qué pasa?
-¿Tienes condones?
-Sí, ¿Por?
-Saberlo.
Me acerqué y continuamos besándonos. Me desabrochó los pantalones que llevaba. Se cayeron al suelo. Ya no estaba tan segura. Paré y le miré de nuevo:
-No lo tengo claro…
-¿Qué dices? Venga no seas tonta, que sabes que te va a gustar.
-Sí, pero es mi primera vez y nosé… no tengo claro que quiera que sea ahora.
-Joder. ¿Quieres un porro antes? Para tranquilizarte un poco.
-No fumo. Ya lo sabes.
-Pues me lo fumo yo y tú le das unos calos. ¿Vale?
-No sé fumar..
-Yo te enseño.
Se sacó del bolsillo una bolsita con un poco de Marihuana, tabaco, papel  y unas boquillas. Empezó a liárselo y cuando terminó lo encendió. Le dio dos calos y me lo pasó:
-Haber coloca el porro entre tus labios. Cierra la boca y absorbe el aire, como si respiraras a través de el. Y intenta que te llegue a los pulmones.
Así hice. Respiré y casi me ahogo. Tosí. Sonrió. Me sentía más mareada aún. Poco a poco. Calada a calada, entre los dos nos lo terminamos. No me encontraba bien:
-Josué… me encuentro mal…
-No pasa nada, eso es por que es tú primera vez, cuando estemos haciéndolo ni te acordarás.
-Pero…
No me dejó acabar de hablar. Me tumbó en la cama y se puso encima, no sabía que hacía, en ese momento no estaba para saber donde estaba. Grité flojo para que parará, no lo hizo. Empecé a llorar, me dolía. El seguía como si nada. Me pegaba bofetones para que parara de gritar, de llorar, quería que gimiera. Lo intenté. No pude. Le pegué y me tapó la boca con la mano. Un rato más tarde se levantó de encima y se vistió. Yo seguía allí, tumbada en la cama, me dolía todo. Me había roto el labio con un puñetazo en un vano esfuerzo porque me callara. Antes de irse, se rió:
-Oie, que mejor dejemoslo. En la cama eres horrible. Ya nos veremos.
Cerró la puerta y yo lloraba. Me levanté como pude de la cama, me coloqué la ropa y me dirigí al baño, me tiré agua a la cara. Bajé las escaleras corriendo y me fui a mi casa. Todos dormían. Corrí a mi habitación, me tumbé a llorar. Decidido. Seguía siendo virgen, no contaría esa noche como primera vez. 

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