Momentos para recordar.

Momentos para recordar.
Podemos volar.

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miércoles, 2 de mayo de 2012

~Capitulo 4-.



~Capitulo 4-.
Sonaba  la canción de ‘’The only exception’’ de Paramore en el reproductor del móvil, dejando que su alma se inundase de sentimientos considerados muertos que, por al  contrario, estaban más vivos que nunca. Se oían miles de pájaros cantando mientras que la luz entraba por su venta alumbrando aquella renovada habitación. Abrió los ojos lentamente, apagó la alarma mientras se levantaba y se estiró con delicadeza, dejando que sus huesos crujiesen un poco.
-Buenos días mundo. 
Susurró con una sonrisa en el rostro. 
Abrió el armario para poder vestirse, decantándose por unos pantalones cortos negros y una camiseta básica azul. Bajó a la cocina para poder desayunar pero, tras abrir la nevera y numerables armarios no encontró nada que fuere de su gusto por lo que al ver fruta, escogió una manzana verde. Corrió hacia el baño para arreglarse si pasarse ya que en la peluquería lo harían por ella, así que una coleta sin más estaba bien.
Tras salir a la calle con alegría y sin llegar a hacer ruido en su casa, se dirige al centro comercial observando el día tan alegre y lleno de vida, vida de esa que no te paras a pensar hasta que un día te das cuenta de que existe. Tras unos cuantos minutos de camino y sin pérdida ya que se sabía el camino por haber ido el otro día, llegó al lugar decidido, entrando con tranquilidad para observar que tan solo había dos chicas, una en la caja y otra atendiendo a las señoras:
-Hola, buenos días.
-Buenos días. ¿Qué desea?
-Me gustaría arreglarme el pelo un poco…
-Bien, siéntate en la silla y espera un rato. Ahora le atenderá esa chica.
-Gracias.
Se sentó en el lugar indicado mientras se escuchaba de lejos una conversación entre señoras mayores, entre demasiadas tonterías nombraban el hecho de que ser homosexual debería estar prohibido, que nadie merece ver tales salvajadas. Según ellas, Dios creó a Adán y a Eva, no a Eva y a Maria Luisa. Alucinó con la conversación y se acercó a ellas, formulando una pregunta que la carcomía por dentro.
-Perdonen que las moleste, pero... ¿Que las hace pensar que los homosexuales no tienen los mismos derechos que ustedes?
-¿Perdona? No se quién eres ni tan sólo me importa, pero vamos, es fácil. Son desviados. Eso es una enfermedad que parece que se contagie. No está claro que personas así vivan como los demás. Deberían matarlas.
¿Perdón? ¿Había escuchado bien? Demasiada tontería para sus oídos.
-Crean lo que quieran pero, tengan claro que, si ustedes son unas reprimidas sexualmente hablando, que no han llegado más allá del típico 'polvito' con su marido para tener a los hijos, si su mente retrógrada no les permite llegar a ver más de lo que sus rodillas indican y si tan sólo no son capaz de empatizar con la gente que realmente desea a otra persona de su mismo sexo, no hay nada más que hablar. Realmente las que deberían no estar en la calle son ustedes. 
Y conforme lo dijo, se fue de nuevo observando los rostros blancos de las dos señoras. Quizá no le guste esa gente, quién sabe, pero no son nadie para decir a quién debe querer quién. 
-Ven cielo, siéntate aquí ¿Qué quieres que te haga en el pelo?.
-Pues me gustaría teñírmelo entero de azul y cortármelo hasta un palmo más debajo de los hombros.
-Claro, en una hora lo tenemos todo hecho. 
-Muchísimas gracias.
Estuve allí una hora como le había dicho y tal como terminó su trabajo Sabrina se miró al espejo con la mayor de las sonrisas. Había escogido un color excepcional. 
Tras pagar lo que debía a la dependienta, se dirigió sin prisas a un quiosco para comprarse una revista cual leer más tarde, alguna como 'Muy interesante.' Después de aquello, decidió que mejor conocer aquel lugar ya que será el que la vea crecer un tiempo.
Tras llegar a casa unas horas más tarde, su familia ya estaba despierta y pidiendo con sonrisas que la nueva Sabrina se presentase ante ellos.
-¿Sabrina?
-Dime.
-Ven a la cocina que te veamos.
Fue  la cocina contemplando la escena. Su padre haciendo los pasatiempos del periódico mientras Sara se pintaba las uñas. Jamás entenderá por que es tan... Pija, por decirlo así, ella es más simple de lo que a simple vista parece.
-Wow. Que cambio Tabby... te queda genial.
-Bueno, mal no te queda, pero demasiado repentino ¿No crees?
-A mí me gusta así papa…
-Bueno es tú decisión. ¿Has vuelto a ir de compras?
-Para nada, esta vez no. 
-Tabby, ¿Luego quieres jugar conmigo un rato al tenis?
-No me apetece.
Subió a su habitación acariciándose la melena, esperando tener un mensaje de su mejor amiga. Después de encender el ordenador y revisar las notificaciones se dio cuenta de que si había uno.
’¡Sabrina!
¿Ya te has ido? yo creía que te ibas hoy… Me habría gustado hacerte una fiesta de despedida o algo... Bueno, ¿Cuándo volverás? Ya sé lo duros que han sido estos meses cariño, pero hay que continuar, no se puede hacer más..,
Yo también te echo de menos tonta, pero te quiero TODOS los días y que leas mis mensajes, quiero saber de ti.
Pd: Adivina que chica esta noche tiene una cita con Guillermo.
Ya me estás contando TODO sobre allí.
Tequiero''
Nada más leerlo sonrió, aún recuerda cuando se conocieron. 





El día amanece como otro cualquiera, como si el flujo del tiempo continuase pese a que nadie quiere que lo haga. Pero sin el como. Son las 11'30 horas de la mañana y todavía no se ha levantado de ese caparazón echo de mantas y sábanas. Apenas se le ve. Escucha el timbre mientras corre a abrir con prisa levantándose dejando que sus rodillas caigan al suelo, demasiado pronto para que alguien la venga a molestar, deberá poner horarios o alguna cosa.
Abre la puerta y para su sorpresa está Selene junto con una chica, la cosa es que... no sabe quién es. Las mira a las dos y a ambas saluda por igual mientras les invita a pasar a su desordenada casa. Cuando entra Selene mira a Laura y susurra.
-Sabrina, tengo que contarte algo.
-Dime, dime. 
Por aquel momento Selene era su mejor amiga pero, por cosas del destino, eso ya no es así.
-Ella... Ella es Laura. Mi pareja.
-¿Pareja?
-Así es, estamos saliendo.
La mira y una sonrisa se dibuja en su rostro, ¿Quién diría que la persona que más conoce y más la conoce a ella le iba a contar algo así? Realmente le alegra, le gusta verla feliz y, así, parece que lo es sin duda alguna. 
-Me alegro un montón, Sel, además, mientras seas feliz, como si sales con un pez de colores.
Las tres ríen a carcajadas durante un momento, dando dos besos a la que por un tiempo llamará cuñada sin serlo. 
Pasan las horas y la tarde cae en aquel lugar mientras las horas han pasado entre chistes, juegos, risas, historias, etc. El fin de un día llega y apenas se han dado cuenta. Pero Sabrina si se ha dado cuenta de que entre ellas dos existe feeling, lo que dicen que hay entre la persona que quieres y tú, una conexión... más allá de lo físico, más allá de los límites. Conectan. 
Cuando llegan las nueve de la noche, ambas deciden que ya es la hora de volver a sus casa cada una por su camino, no están preparadas todavía para que sus padres tengan constancia de una relación así, quién sabe como se lo tomarían. Unos católicos de domingo a misa seguramente la echen de casa, hagan que se mude, llamen a un cura para curarla de lo que suelen llamar 'enfermedad' o demás cosas que sólo la gente tan como ellos haría. Se terminan de despedir en su casa para poder pasar bien la noche, esperando los mensajes en las redes sociales de la otra bajo la atenta mirada de Sabrina. 
Desde aquel momento, no ha dejado de hablar con Laura, comparten más cosas de las que nadie quiere creer. 




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