Momentos para recordar.

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viernes, 26 de octubre de 2012

Capitulo 30-.


Capitulo 30-.
Algo cayó al suelo. Me desperté de un salto de la cama improvisada con la que dormía con Pablo. Le ladee para que se despertara, tardó un poco pero lo hizo. Tardé un poco en darme cuenta de que era casa de Thais, no la mía. Despacio, mientras Pablo miraba, inspeccioné la habitación, pero no había nada que pudiera haber hecho aquel ruido. Me levanté y de puntillas subí al piso de arriba, estaba asustada, no sabía que había pasado. Escuchaba ronquidos por muchos lugares de la casa, ningún ruido extraño. Apoyé la oreja en la puerta donde, pocas horas antes, Andrea y Òscar estaban juntos. Volví a escuchar el ruido, como de un golpe seco, pero esta vez en el jardín. Bajé de igual forma que había subido, sin hacer ruido. Abrí las cristaleras que separaban la casa de aquel esplendido jardín. Salí y vi a Alex con algo en los pies, parecía una pelota, no lo puedo asegurar. Me acerqué a él, se giró antes de que yo pudiera darle un susto, me sonrió. Como varias veces había pensado, me gustaba esa sonrisa, era sincera y limpia:
-¿Qué haces aquí? –Susurré- ¿Y esos ruidos eras tú?
-No puedo dormir, hay cosas que me rondan la cabeza… Y sí, era yo y el balón de futbol.
Caminó un poco más hacia delante, hasta una pared con matorrales, se admiraba todo el cielo cubierto de estrellas. Le seguí y me senté a su lado:
-¿Qué te pasa? Si quieres contármelo, intentaré ayudarte.
-Sandra…
Le miré, ¿Qué pasaba con Sandra? ¿No habían estado toda la tarde con miraditas, sonrisas y tonteo? ¿No le gustaba?:
-Que ha pasado con Sandra…
-Me gusta, no sé cuánto, pero me gusta.
-¿Eso es un problema?
Suspiré aliviada, sonreí y pensé que era tonta por pensar eso de Alex:
-Sí, quiero pedirle que venga conmigo al baile de mañana pero… no se que como hacerlo y me da miedo que me diga que no…
Reí, leve, pero lo hice:
-Yo creo que te dirá que sí, es mi mejor amiga, ya sabes, con un una mirada sé todo lo que piensa.
-Es posible, pero el miedo no se me quita…
-Eres tonto, que lo sepas.
Le di un beso en la mejilla y me levanté, le tendí la mano para ir a la cama pero la rechazó:
-No, yo me quedo un poco más, quizás la brisa nocturna me haga bien.
-Vale, pero no te marees ¿eh? Piensa que si tienes dudas con Sandra, aquí estoy yo para todo. Y no solo con Sandra.
-Losé, y sabes que yo lo mismo ¿Vale?
-Vale. No tardes en acostarte que ya es tarde.
-Vale, buenas noches.
-Buenas noches.
Caminé hasta la casa de nuevo, estaba bien aquella brisa nocturna, como él había dicho. Nada más entrar Pablo me miraba, sonreía y di una vuelta. Se levanto y me cogió de la cadera levemente, dándome un beso en los labios:
-Eres preciosa, pero más cuando la luz deja que te vea.
-Yo creo que soy mejor ahora, que no se me ve.
Río y me mordió el labio:
-Como castigo por decir tonterías.
-Me gustan tus castigos entonces.
Logré decir cuando me soltó. Le cogí la mano y le saqué al jardín, yo delante y el detrás. Paré y le cogí las manos, rodeando mi cintura. Apoyó su barbilla en mi hombro y mi cabeza en el suyo, nos miramos:
-Te quiero Pablo.
-Te quiero Sabrina.
Otro beso, este más largo y dulce. Pasado un rato de mimos en el jardín decidimos entrar, dormir o cualquier cosa. Nadie se había enterado de nada y Alex, nos observaba desde el jardín, atento a los movimientos de Pablo. Me acosté en la cama y el a mi lado:
-Buenas noches cariño.
-Buenas noches.
Cerramos los ojos, yo acurrucada en su pecho, y él con la barbilla en mi cabeza.

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