Capitulo 30-.
Algo cayó al suelo. Me desperté de un salto de
la cama improvisada con la que dormía con Pablo. Le ladee para que se
despertara, tardó un poco pero lo hizo. Tardé un poco en darme cuenta de que
era casa de Thais, no la mía. Despacio, mientras Pablo miraba, inspeccioné la
habitación, pero no había nada que pudiera haber hecho aquel ruido. Me levanté
y de puntillas subí al piso de arriba, estaba asustada, no sabía que había
pasado. Escuchaba ronquidos por muchos lugares de la casa, ningún ruido
extraño. Apoyé la oreja en la puerta donde, pocas horas antes, Andrea y Òscar
estaban juntos. Volví a escuchar el ruido, como de un golpe seco, pero esta vez
en el jardín. Bajé de igual forma que había subido, sin hacer ruido. Abrí las
cristaleras que separaban la casa de aquel esplendido jardín. Salí y vi a Alex
con algo en los pies, parecía una pelota, no lo puedo asegurar. Me acerqué a
él, se giró antes de que yo pudiera darle un susto, me sonrió. Como varias
veces había pensado, me gustaba esa sonrisa, era sincera y limpia:
-¿Qué haces aquí? –Susurré- ¿Y esos ruidos
eras tú?
-No puedo dormir, hay cosas que me rondan la
cabeza… Y sí, era yo y el balón de futbol.
Caminó un poco más hacia delante, hasta una
pared con matorrales, se admiraba todo el cielo cubierto de estrellas. Le seguí
y me senté a su lado:
-¿Qué te pasa? Si quieres contármelo,
intentaré ayudarte.
-Sandra…
Le miré, ¿Qué pasaba con Sandra? ¿No habían
estado toda la tarde con miraditas, sonrisas y tonteo? ¿No le gustaba?:
-Que ha pasado con Sandra…
-Me gusta, no sé cuánto, pero me gusta.
-¿Eso es un problema?
Suspiré aliviada, sonreí y pensé que era tonta
por pensar eso de Alex:
-Sí, quiero pedirle que venga conmigo al baile
de mañana pero… no se que como hacerlo y me da miedo que me diga que no…
Reí, leve, pero lo hice:
-Yo creo que te dirá que sí, es mi mejor
amiga, ya sabes, con un una mirada sé todo lo que piensa.
-Es posible, pero el miedo no se me quita…
-Eres tonto, que lo sepas.
Le di un beso en la mejilla y me levanté, le
tendí la mano para ir a la cama pero la rechazó:
-No, yo me quedo un poco más, quizás la brisa
nocturna me haga bien.
-Vale, pero no te marees ¿eh? Piensa que si
tienes dudas con Sandra, aquí estoy yo para todo. Y no solo con Sandra.
-Losé, y sabes que yo lo mismo ¿Vale?
-Vale. No tardes en acostarte que ya es tarde.
-Vale, buenas noches.
-Buenas noches.
Caminé hasta la casa de nuevo, estaba bien
aquella brisa nocturna, como él había dicho. Nada más entrar Pablo me miraba,
sonreía y di una vuelta. Se levanto y me cogió de la cadera levemente, dándome
un beso en los labios:
-Eres preciosa, pero más cuando la luz deja
que te vea.
-Yo creo que soy mejor ahora, que no se me ve.
Río y me mordió el labio:
-Como castigo por decir tonterías.
-Me gustan tus castigos entonces.
Logré decir cuando me soltó. Le cogí la mano y
le saqué al jardín, yo delante y el detrás. Paré y le cogí las manos, rodeando
mi cintura. Apoyó su barbilla en mi hombro y mi cabeza en el suyo, nos miramos:
-Te quiero Pablo.
-Te quiero Sabrina.
Otro beso, este más largo y dulce. Pasado un
rato de mimos en el jardín decidimos entrar, dormir o cualquier cosa. Nadie se
había enterado de nada y Alex, nos observaba desde el jardín, atento a los movimientos
de Pablo. Me acosté en la cama y el a mi lado:
-Buenas noches cariño.
-Buenas noches.
Cerramos los ojos, yo acurrucada en su pecho,
y él con la barbilla en mi cabeza.
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