~Capitulo 20-.
Pablo… Pablo… ¿Por qué no
me lo quitaba de la cabeza? No se… quizás no debía perdonarle, él y Penélope
tenían una historia, yo lo jodí todo. Mejor que me apartara del medio. Llegué a
casa y saqué las llaves, jugué con ellas entre los dedos y me giré. No estaba.
Quería verle, abrazarle… no sé. Abrí la puerta y subí a mi habitación,
seleccioné música, quería estar tranquila a mi aire. Me desnudé y escogí la
ropa de después. Un pantalón de chándal rosa corto y una camiseta de tirantes
negra. Me venía grande, estos meses había adelgazado horrores. Caminé hasta el
cuarto de baño, abrí los grifos, que se fuera calentando. Me miré al espejo.
Alex… ¿Por qué me venía él a la cabeza ahora? No lo entiendo, si es Pablo,
Pablo y nadie más. ¿Le perdono? ¿Qué hago? Decidí coger el móvil y llamar a
Sandra. Nada, no me lo cogía. Me metí en la ducha y intenté no pensar demasiado
en el tema. Cuando terminé, fui a mi habitación, me cambié y me dispuse a
limpiar toda la casa. Cuanto trabajo.
Pasadas las horas, ya
había terminado con el piso de arriba. Solo me quedaba la habitación de Sara.
Entré. Limpié. Y cuando ya había acabado con todo, vi un cajón con una pequeña
pegatina, como las que nos daba mamá cuando nos portábamos bien de pequeñas.
Decidí abrirlo, allí estaba, una pequeña cajita de plata, esa que le regaló,
semanas antes del… suceso. La abrí, había unos pocos anillos y pulseras, junto
a una pequeña carta. Olía bien, a perfume, el de mamá. La carta estaba abierta,
con cuidado la saqué, tenía curiosidad:
‘’Sara:
Desde que te vi aquel día
en el repaso, supe que eras para mi, y aún lo eres. Me gusta sentarme a tú lado
en clase, o estar contigo mientras esperamos. Me gustas tú. Y me preguntaba
sí…querrías salir conmigo…
Kevin (L)’’
¡WOW! Mi hermana pequeña
con novio, y no me lo había dicho… ¿Tanto nos hemos distanciado en este
tiempo?... Recuerdo cuando no podíamos pasar un minuto la una con la otra.
Cuando nos lo contábamos todo, fuera lo que fuera. Sí, añoro todo aquello,
cuando todos éramos felices… Volví a saborear aquel olor tan peculiar, me
gustaba, era como cuando no podía llorar, mi madre me abrazaba y
instantáneamente, las lágrimas salían solas. Guarde todo como estaba al
principio, cerré la puerta y subí a mi habitación. Abrí una caja de piel verde
de debajo de mi cama, y saque aquel álbum de fotos de el verano pasado. Italia
con los abuelos. Aquello me recordó que tenía que llamar a mi nonna* Cecilia,
mañana era su cumpleaños. Mientras recordaba a mi nonna*, y a mi nonno*, me
asomé por la ventana. Allí estaba el, aparcando su moto. No pude más, dejé el
álbum encima de la cama y corrí escaleras abajo. Sí, con aquel peculiar look.
Abrí la puerta rápidamente, la dejé abierta, aún no había entrado en casa. Me
vió correr hacia el, sonrió y abrió los brazos. Me lancé a ellos. Lo abracé con
fuerza, tanta que pensé que me caería allí desvalida. Lo quería. Pasados unos
minutos, aparte mi cara de su pecho y le miré a los ojos, seguía sonriendo, me
gustaba su sonrisa, era cálida y transmitía paz. Le besé, necesitaba aquel
beso:
-Me gustan tus labios –
le sonreí -.
-A mi me gustas tú
pequeña.
-No soy pequeña ¿eh?
-Sí, mi pequeña.
-Vale, tú pequeña, pero
tú eres mi niño.
-Me gusta.
Le miré a los ojos, y
cambió la cara, ya no sonreía, ¿Por qué?:
-Lo siento, aquella
noche, me pasé, tenía que haberla apartado. Es más, iba a ir a tú casa, para
suplicarte una vez más.
-Me he adelantado a ti.
No he parado de pensarlo, me gustas, mucho, pero está Penélope, ¿Sabes? Y no
sé, por el momento, me da igual, quiero pasar todo lo que pueda a tú lado.
-Bonita.
Me callé, solo quería
sentirle abrazándome, el y yo, y adiós al mundo.
Ya era de noche, no había
terminado de limpiar, no pasaba nada, ordenaría un poco la parte de bajo, y
haría la cena. Entré en casa y lo hice. Sí, parecía que había limpiado. Fui a
la cocina y preparé una ensalada completa, cena ligera. Cuando tenía todo
preparado, la mesa lista, y la casa limpia, me tumbé en el sofá con el portátil
entre las piernas y me metí al Tuenti. Novedades, fotos de hoy, de la otra
noche, eventos, comentarios en fotos, y una petición. Alex. Miré sus fotos, era
especial, diferente pese a ser como muchos físicamente. Acepté. En ese momento
alguien me hablaba por chat.
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