Momentos para recordar.

Momentos para recordar.
Podemos volar.

Translate.

sábado, 26 de mayo de 2012

~Capitulo 5-.



~Capitulo 5-.

Tras ver el mensaje piensa que respuesta darle, pero ninguna le convence realmente. ¿Que le va a decir? Está incluso nerviosa. Ella. Un suspiro se escapa de sus labios y el sonido del chat le indica que alguien está decidido a hablar con ella.
- Princesa.
- ¡Valen!
- ¿Cómo estás? Ya me han dicho que te has ido...
- Bueno, te echo de menos y esas cosas, ya sabes. Por lo demás todo bien. Incluso he conocido a alguna persona aquí, poco a poco...
- Yo si que te echo de menos... esas tardes contigo en el parque, haciendo el tonto en tu habitación o tan sólo verte sonreír. No me creo que no estés aquí todavía.
- Me vas a hacer llorar... sabes que si por mi fuese aún estaría ahí.
- Lo sé, todo pasa por algo, y ese algo no ha querido que hoy hagamos siete meses.
- ¡Es verdad! Como pasa el tiempo, aún recuerdo el día que me dijiste que me querías...
- ¡Fue horrible!
- ¿Qué dices? Fue muy bonito.
- Si tu lo dices...
- Claro que lo digo yo, hm. Te quiero Valen, muchísimo.
- Muchísimo menos que yo.
- Cállate que sabes que no es verdad.
- Sabes que si princesa.
En ese mismo instante un grito proveniente de la cocina anuncia que alguien llama.
- Valen, he de irme. Espero que podamos hablar pronto. Te quiero.
- Hasta otra princesa. Te quiero.
Cerró sesión dejando el portátil sobre la mesa dirigiéndose a un espejo para arreglarse levemente el pelo. Baja las escaleras tranquilamente y la sorpresa es cada vez mayor al ver a Pablo en la puerta. Con flores. Sonriente.
Su corazón da un brinco en ese instante.
-Sabrina, ¿Vas a quedarte ahí mirando o vas a saludar?
La voz masculina de su padre la sobresalta y, ruborizada, se gira para indicarle que no es el mejor momento para estar él.
-Papá, ahora entro. Pero déjanos solos que tenemos que... hablar unas cosas.
La puerta se cierra tras de sí y dos besos en las mejillas la sorprenden. Que labios tan cálidos.
-Ven, vamos detrás que aquí nos van a molestar.
Tira de él encaminándose a la parte trasera de la casa, en el lugar que un roble decora el jardín con su presencia. No hay mejor lugar donde sentarse que ese, seguro.
-¿Sabes? El cambio te sienta genial. Estás más bella así que antes.
-Gracias, pero realmente es un peinado como otro cualquiera. ¿No crees?
-Yo veo preciosa.
-Bueno... ¿Y eso que has venido?
-Me apetecía verte y bueno, el que mi madre halla arreglado el jardín y me halla permitido coger algunas flores, ayuda como excusa.
-Que tierno... Pero no hacía falta que te tomaras la molestia.
-¿Molestia? No digas tonterías.
-No las digo, pero gracias por el detalle, Pablo, son preciosas y huelen todavía mejor.
Que sonrisas más reales se intercambian ese rato, cualquiera diría que se conocen de hace años y viven enamorados sin que el otro sepa nada.
Pablo alarga la mano hacia la de Sabrina en un acto de... ¿Romanticismo? Quién sabe, el resultado termina siendo tan esperanzador como obvio. Ambos cogidos de las manos y ella avergonzada.
-¿Te apetece quedar conmigo esta tarde? Te quiero enseñar un lugar fantástico.
-Claro, ¿Está muy lejos?
-Pues... a quince minutos más o menos. Pero al ir en moto entre cinco y diez.
-A las cinco estoy en tu casa.
-Allí te esperaré.
Se levantan y con otros dos besos se despiden hasta dentro de unos minutos, treinta exactamente. Se queda de pie observando las flores sonriente, notándose aturdida al poco rato. Entra en su propia casa corriendo hacia el piso superior. Ha de arreglarse. Se encamina a su armario y se decide por unos pantalones pitillos negros, unas zapatillas de marca skater y una sudadera unas 5 tallas más grande que ella. Pero le gusta. Se mira al espejo y al verse lista coge su móvil y las llaves. A paso rápido baja al piso inferior, quedan diez minutos y ella está de los nervios, mejor una pieza de fruta para endulzar la situación. Y calmar el hambre. Sobre todo calmar el hambre.
Pocos minutos pasados las cinco aparece en su casa lista para irse al lugar misterioso, mientras le espera dudosa, ¿Y si algo sale mal? ¿Y si solo es amable con ella? ¿Y si...? ¡No! ¡Y si nada! Se repite constantemente, y si todo.
-Creo que si me dejas un hueco en tu sudadera, cabemos los dos.
-¿Quieres morir asfixiado?
-Hm... No suena mal del todo.
Una carcajada inunda el ambiente al igual que el rugir del motor de su moto, una kawasaki Z1000SX color negro y verde. Espectacular. Se sube a la moto con el casco puesto y se sorprende al ver lo fantásticamente que va, lo libre que uno se siente en ella.



Sonrisas:$

Las más populares.