Momentos para recordar.

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Podemos volar.

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lunes, 28 de mayo de 2012

~Capitulo 7-.


~CAPITULO 7-.
Me desperté con los gritos de Sara, ¿ que está pasando? Me levanté de un salto y bajé las escaleras lo más rápido que mis piernas me permitían, llegué a la cocina en unos pocos segundos y allí estaba, Sara en el suelo llorando, ¿ y mi padre? Acudí enseguida a ayudarla:
-¿Estás bien? –dije medio ahogándome-.
-No, me duele mucho el tobillo – la pobre tenía lagrimas en los ojos – llévame al médico, por favor.. – dijo con la voz entre cortada-. 
-Espérate aquí -  le puse un poco de hielo en el tobillo – ahora bajo.
Subí a ponerme unos vaqueros y una camisera, lo primero que vi en el armario, cogí el móvil, las tarjetas sanitarias y dinero. Bajé y ayudé a Sara a levantarse, iba coja. Fuimos a la puerta y la apoyé en la pared, cerré con llave la puerta, llamé a pablo y vino a ayudarme con Sara, cogió el coche de sus padres y nos fuimos al hospital, de camino le mandé un mensaje a mi padre contándole lo que había pasado. Al llegar fui directa a decírselo a la secretaría que sacó una silla de ruedas para Sara:
-Sara, ¿y papá?
-Trabajando.
-¿Y como te has torcido el tobillo? – preguntó pablo -.
-Pues que me había dejado el móvil en la encimera y me estaban llamando, fui a cogerlo rápidamente y me caí.
-Estás tonta – le dije con una sonrisa -.
-Se nota que somos hermanas – me devolvió la sonrisa -.
En ese momento mi padre me llamó al móvil:
-Ves fuera y cógeselo, yo me quedo con Sara – En ese momento Pablo me ‘’echó’’ de la habitación sonriéndome -.
-Vale, no tardo.
Salí fuera del hospital y cogí el móvil a mi padre, me dijo que tardaría unos minutos en llegar, que lo esperara en la puerta para saber donde estaba Sara. Llegó unos 5minutos más tarde, le acompañé donde estaba Sara, le pedí a Pablo que me acompañara a la cafetería, tenía hambre. Pedimos un bocadillo y salimos fuera a comerlo:
-Gracias Pablo, estos días me estás ayudando muchísimo.
-Lo hago por gusto – me pasó la mano por el pelo y me dedicó su mejor sonrisa -.
-Gracias por traernos, de verdad.
-Podríais haber echo auto-stop jajaja.
-Que tonto eres ¿eh? Jajaja.
-Al menos te quito un poco de preocupación.
-Ya jajaja, gracias cielo.
-Oie, dejemos lo del río para otro día, prefiero que estés con Sara.
-Esta bien… preferiría haber ido al río, pero vale.
-Jajaja, otro día pequeña.
-No soy pequeña ¡tsé! Jajaja.
-Jajaja para mi sí – me dio un beso en la frente – me voy a casa, más tarde voy a veros ¿ te parece?
-Claro, tráete el bañador y nos bañamos en la piscina, hoy no te libras jajaja.
-Jajaja vale, hasta esta noche.
-Adiós.
Se fue y yo fui donde Sara, por el pasillo me encontré con una chica de mi edad, estatura media, pelo largo moreno y ojos grandes y oscuros. Se tropezó con la alfombra y sin querer se le cayó el café encima de mis sandalias:
-¡OSTIA! Lo siento , de verdad, ahora te lo limpio, lo siento – cogió un par de pañuelo y se agachó-.
-No mujer, no pasa nada jajaja – le impedí que se arrodillará-.
-Lo siento. Soy Laura –me dio dos besos y no paró de sonreírme-.
-Yo Sabrina, encantada.
-¿Eres nueva aquí? Nunca te he visto.
-Sí, llegué hace menos de una semana.
-Jajaja cuando quieras yo te enseño esto.
-Cuando quieras jajaja, ¿tienes whatsapp?
-Claro – nos pasamos los teléfonos y hablamos un rato - ¡flipa! Tengo que irme a ver a mi abuelo, ya hablaremos Sabrina. – me dio dos besos y se fue – ya hablamos por whatsapp.
-Claro, Adiós.


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